Fueron electrizados
y su temblor agónico es vida inacabable.
Fueron ahorcados
y su último aliento se sembró en el futuro.
Vaciaron sus cuencas
y es alegre y luminosa su mirada.
Los acribillaron
y las balas se vuelven contra sus verdugos.
Fueron dinamitados
y allí están intactos sus cuerpos heroicos.
Quisieron silenciarlos
y su voz se multiplica en mil voces rebeldes.
Los mataron
y existen.
No hay que llorarlos.
Hay que seguir sus huellas.
Hasta alcanzar el sol de la victoria!!!
Diego Salazar Luongo